
Ratlles i Copets es un outlet de electrodomésticos que vende productos nuevos con pequeños golpes o arañazos que se han producido durante la distribución o embalaje y que no se pueden vender en tiendas convencionales. Sin embargo, todos los aparatos conservan intactas sus funcionalidades y cuentan con la garantía del fabricante de 2 años. "Son productos totalmente válidos que merecen una segunda oportunidad en el mercado más allá del golpecito antiestético", explica Miquel Cortada, director gerente de la empresa.
Ratlles i Copets , con sede en L'Hospitalet de Llobregat, ha basado sus ventas en el concepto 'outlet' con descuentos que oscilan entre el 35% y el 70% por debajo del precio del mercado, en función del aparato y el golpe recibido. Un mes antes de cerrar el ejercicio y sin contar con las ventas de la campaña de Navidad y rebajas, la empresa prevé, además, sumar otro crecimiento del 10% el próximo año 2011 gracias a la venta on-line (www.costbasic.com).
Bajo esta filosofía 'low-cost', la empresa ha superado los 8.000 aparatos vendidos gracias a la creciente conciencia del ahorro y la reducción del gasto familiar como consecuencia de la crisis. Ratlles i Copets prevé cerrar el ejercicio 2010 con una cifra de ventas por encima de los 4 millones de euros, un 10% más de facturación respecto al año pasado. Al margen de la reducción del gasto familiar, el aumento de la cultura del ahorro y la sostenibilidad han conducido a los compradores hacia este tipo de establecimiento.
El de Ratlles i Copets es un nuevo caso de negocio reavivado por el contexto de crisis económica, aunque cuentan con una trayectoria profesional de 25 años de experiencia en el sector. "El outlet 'es un negocio que estuvo en auge a partir de los 90, en parte gracias a la crisis de principios de década, y que ahora gana mercado gracias a esta nueva recesión", reconoce Miquel Cortada.
El modelo se basa en ofrecer a los clientes una gama de productos totalmente nuevos que presentan algún tipo de anomalía como un embalaje defectuoso o pequeños golpes estéticos en la chapa. "A veces la gente ni siquiera encuentra el defecto, porque son golpecitos pequeños o tachaduras que no se ven y, incluso, defectos de embalaje que el comprador no aprecia", explica Cortada.